Sin perder la señal

Por: Vicente Arturo Pichardo




Se mueven de un lado a otro. Algunos ven en la pantalla de tres metros el evento histórico, no tan claro y con algunos puntos como si hormigas pasearan por encima de la superficie. La máquina se ha calentado, le sale humo por todas partes. Y los superiores dan órdenes a sus subalternos para no perder la señal. A la caldera le propinan más carbón y de inmediato los cables transportan la electricidad al aparato de tubos de metal y vidrio. Sometido a las órdenes del hombre que toca el teclado mecanográfico. El momento está casi a su fin, está a punto de concluir la vigilia impaciente de cada uno de los científicos. Lanzan gritos de victoria. La misión ha sido un éxito, después de  seis meses, la variación de la locomotora en forma vertical ha llegado a la Luna.

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