La intervención de los durmientes
Vicente
Arturo Pichardo (República Dominicana)
Llegaron de noche. No se
percataron de ellos; Ojos humanos no podían percibir las naves. Los animales se
alteraron, en especial los perros, que duraron toda la noche ladrando sin
parar.
Al amanecer, empezaron a
recorrer todas las ciudades del planeta. Eran unas criaturas transparentes, se
visualizaban de esa forma a largas distancias, pero cuando se acercaron notamos
que eran una mezcla de agua y humo: mientras las manos, cabezas y pies eran de
vapor; el torso, los brazos y piernas estaban compuestos por líquidos.
Comprendimos la intensión
desde que comenzaron atacar, afectando las plantas y animales. Por las calles
huían de un lugar a otro, mas ellos con sus aparatos los encontraban. Los
ejércitos de los países se defendían y atacaban; pero no obtuvieron resultados
satisfactorios.
Los invasores mataban a los
seres vivos uno tras otro. Le extraían la energía en el proceso de muerte.
Al tiempo de duras
batallas, sin poder dañar a los invasores. Todas las especies estaban casi en
total extinción. Quedaban algunos diseminados en el planeta. Y sufría al ver
que todo se estaba terminando. Cómo mataban, cómo se burlaban: « ¿Quiénes son
ellos para tomar las vidas y perecer un planeta?». Me decía con furia. Ellos
tenían el control, no podían dañarlos, hasta que por impulso de mi incomodidad;
salí del campo santo y le otorgué a uno de ellos un puñetazo, sólo bastó un
golpe para eliminarlo.
Ellos eran millones, tenían
ventaja. Sin embargo, reuní un ejército con todos los hombres y mujeres que
habían muerto en todos los tiempos. Y los enfrentamos. Después de ahí todo giró
a nuestro favor.
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